jueves, octubre 26, 2006

El boss se despide de Santander y España a lo grande.


Un Springsteen sudoroso y comunicativo cerró su gira española con un concierto largo, denso, y ciertamente tórrido, en Santander. El calor en el Palacio de los Deportes era insoportable, y el precio de las entradas, más ajustado que nunca: por 69 euros, concierto y sauna.

Con los pantalones y la camiseta completamente empapados de sudor, Bruce tomo el mando de la situación: "¡Muy caliente!". Poco después, y por sorpresa, interpretó 'Fire', y se la ofreció "a todas las mujeres bonitas españolas". Si a esto le añadimos que por primera vez en toda la gira no dedicó un tema a su mujer, ni justificó su ausencia, tendremos a un músico ardiente que movió las caderas como nunca en 'You Can Look...', uno de los momentos apoteósicos de la noche.

Abundaron las sorpresas en Santander. A un sorprendente 'Fire' se añadieron 'Further on Up the Road', 'The Gost of Tom Joad' y, para terminar, la canción infantil con la que se cierra su último disco: 'Froggie Went a Courtin'. Este último tema fue el segundo bis, propina que hasta ayer no había concedido nunca. Eso puede ayudarnos a comprender lo cómodo que Springsteen se ha sentido en estos cinco conciertos españoles, auténticos baños de masas y de éxitos.

Buena culpa la tiene una Pete Seeger Session Band que está cada día más compenetrada. Eso hace posible que transmita una deliciosa sensación de orden caótico, es decir, que suenen vivos y caleidoscópicos desde una perfección milimétrica. Aparentemente liberados de la técnica, los músicos disfrutan de un agradable estado de libertad condicional: tocan con la energía de un pelotón de marineros borrachos, pero sin saltarse una coma del guión.

En Santander el resultado fue grandioso: 23 canciones, dos horas y media de música para bailar y, más que nunca, para sudar.

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